Algunas de las compañías de seguros aconsejan que dejemos alguna prenda de ropa tendida y las persianas entreabiertas para dar la sensación de que la vivienda está habitada.
La normas principales y básicas para evitar el posible robo es no informar sobre el proyecto de nuestro viaje, el destino y la fecha de las vacaciones...
Los accesos que los ladrones utilizan son principalmente: las ventanas, los balcones, las puertas y los accesos desde la terraza, o el jardín o el garaje. Para esto, siempre tenemos que asegurarnos de que están totalmente cerrados y para ello podemos hacer lo siguiente:
Todas las ventanas de la vivienda que son las más accesibles desde fuera, siempre deben estar cerradas y, a ser posible, tener rejas instaladas.
En el caso de que tengamos un acceso directo a la vivienda desde el garaje, merece la pena tomar las mismas medidas que en el caso de las ventanas.
Si residimos en una vivienda unifamiliar, un ático o una planta baja es muy recomendable hacer una instalación de un sistema de alarma. Cabe decir que una alarma en la vivienda no sólo nos servirá para evitar y prevenir los robos y poner dificultades a los ladrones a la hora de entrar en nuestra vivienda, sino que también nos servirá para poder negociar un descuento entre un 15% y un 20% en el precio de la prima de la póliza del seguro del hogar.
Es recomendable dejarle a un familiar, un vecino o un amigo de confianza un teléfono para poder localizarnos mientras estamos de viaje. También pedirles, si es posible, que nos hagan el favor de encargarse de alimentar nuestras mascotas, regar nuestras plantas y recoger nuestro correo para que no se acumule en el buzón para que la vivienda parezca habitada.
No dejar ninguna nota en la puerta de entrada de nuestra vivienda que indique que estamos ausentes.
Las tarjetas de crédito, el talonario de cheques, el dinero en metálico o las joyas son lo que más valor y preferencia tienen entre los ladrones porque son fáciles de llevar. Por esto, es mejor no tener ni mucha cantidad de dinero, ni demasiadas joyas, ni las tarjetas bancarias, ni otra documentación en la que aparezca la propia firma. Siempre es mejor depositarlas en cajas de seguridad bancaria.